La maldición del anillo, óleo acuático sonoro

La reconocida tetralogía de Wagner, El anillo del Nibelungo, encuentra en la propuesta de Teatro de La Rendija un cauce desde la imagen acuática de un óleo vivo modificado por las voces de antiguos personajes que renacen para aludir a un universo que enfrenta a la divinidad con los seres humanos y otras criaturas en la batalla por el poder.

La Maldición del Anillo | Episodio 1

Una vez desterrada la sabiduría del mundo, la irrupción de Alberich, hijo de la bruma, se vuelve crujido, gotas blancas sobre azul oscuro en un renacimiento de acuosos paisajes que presagian la condena.


Seductoras en su ingenuidad y algarabía, las tres Ninfas del agua emiten su voz entre corrientes marinas, cuerpos celestes, destello espacial. Movimiento que se torna remolino, cabello acuático al impulso del canto que topa con el resentimiento de un gnomo rechazado y dolido ante una indiscreción que despierta venganza.



Las Doncellas del Rin y sus voces se funden en líquidos encantamientos.

La reconocida tetralogía de Wagner, El anillo del Nibelungo, encuentra en la propuesta de Teatro de La Rendija un cauce desde la imagen acuática de un óleo vivo modificado por las voces de antiguos personajes que renacen para aludir a un universo que enfrenta a la divinidad con los seres humanos y otras criaturas en la batalla por el poder.


El equipo artístico y técnico hace posible el lanzamiento de palabras, sentencias y cánticos a un lienzo acuoso que se transforma en figuras y formas a partir de la intención y la fuerza de quien las pronuncia.


La maldición del anillo avanza mediante la escucha y la imaginación de quien observa una pantalla nutrida por expresión actoral sujeta a la voz, cobijada por arte visual y sonoro.


Desde territorio yucateco Raquel Araujo, directora de Teatro de La Rendija y del montaje para zoom del Episodio 1 La maldición del anillo, abre nuevas rutas a la obra de Wagner vía la dramaturgia de Maribel Carrasco, dupla que con la aportación del equipo artístico hace suya la emblemática creación del compositor alemán.


Liberada de las exigencias del bel canto, esta propuesta retoma la anécdota para hacerla renacer en palabras cercanas y familiares mediante parlamentos claros y concisos que conducen al lugar donde retozan las vigilantes del tesoro.


Los colores y la música provocan un estado de sinestesia en el espectador, que "escucha los colores y mira el sonido".

El inicio del episodio está inserto en una naturaleza envolvente donde la lluvia y el luminoso verde se funden con la presencia y la voz de Erda – Diosa de la sabiduría y la Tierra-, interpretada por Raquel Araujo, convertida en la única presencia física visible de esta travesía, a la que su personaje invita con una voz que se torna luz de una tersa ruta inicial, suavidad seductora que señala la inmensa soberbia del dios Wotan.


El rostro de la diosa surge empapado entre los troncos de un árbol que parecen abiertos para dar a luz a esta divinidad madura que anuncia la condena de los dioses: la elección entre el poder o el amor que divide al universo.


Raquel Araujo es Erda, La Tierra, que cuenta el atrevimiento del dios germánico, Wotan.

Los personajes se acercan a través de su voz sin que puedan ser vistos rostros ni cuerpos. El sonido, la intención, el significado y la fuerza de sus palabras evocan su presencia en quien escucha y observa, como si se tratara del sueño o la alucinación de quien mira. Los personajes antiguos aparecen nuevos, transformados en frases y cantos sencillos, en líquido incesante.


Pareciera que se dirigen raudos, aligerados de siglos para abrirse paso descalzos, quizá desnudos y plenos, conservada la esencia de una tradición mitológica eslava, germana e islandesa, de la que emergen con espíritu y voces nuestras.


La música modifica las figuras del óleo acuático, escenario en pantalla que no cesa de moverse.


La imaginación se vincula a los sonidos, a los círculos que se vuelven gotas, escurrimientos, caídas y ascensos, fluidos en gamas de azul, naranja, magenta, blanco, dorado.


Filigrana de colores y sonidos, las voces del elenco, la música y los colores se integran de manera onírica.

La pandemia ha cambiado las reglas del juego escénico. Los protagonistas abren veredas para construir un camino nuevo a partir de herramientas que se han dedicado a pulir durante años, hoy dedicados a renovar, a perfeccionar, frente al reto de actuar a distancia.


La persona del otro lado de la pantalla completa la propuesta, más que como llegó a hacerlo frente a un elenco dentro de un teatro. El vínculo se ha modificado. Ahora hay que descubrir lenguajes, andar nuevos trechos para generar el encuentro.


La maldición del anillo episodio 1 emprende una búsqueda del tesoro con la experiencia de dirección y dramaturgia enriquecida con años de práctica y la certeza recién adquirida de que creatividad, arte y tecnología abren horizontes.


Teatro de La Rendija da inicio así a una nueva época en la que a falta de boca escena, la pantalla es ventanal que abre, acerca y comunica a las personas del universo.


La maldición del anillo episodio 1 cuenta con dirección de Raquel Araujo y dramaturgia de Maribel Carrasco. Banda Sonora de Erik Soto, asistencia de dirección, David Hurtado, diseño de imagen, Carmen Ordóñez, apoyo Técnico, Pedro Massa, asistencia de producción, Patricia Irineo.


Actúan Zaab’ Dí Hernández en el papel de Alberich, Anna Díaz como Woglide, Saire Simón en el rol de Flosshilde, Indra Ortiz como Wellgunde, Dayana Borges es Mime y Raquel Araujo interpreta a Erda.



#LaMaldiciónDelAnillo

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